¡I am the Raiju! [Yoshi ID]

Yoshi, es un chico enérgico, que aun a pesar de su horrendo pasado, vive para sonreír cada día de su vida, tratando de vivir la vida al máximo, “Disfruta del hoy porque no sabes que pasara en el mañana” eran frases que su maestro le incorporo muy bien en la mente, y es que, siempre quiere buscar algo con que entretenerse, algo que le llame la atención, algo que sea nuevo. Ama el conocimiento, puede tardarse horas leyendo libros, pero eso no significa que sea inteligente.

En sí, Yoshi es inteligente, pero de cierta manera, es un idiota, siendo sumamente torpe y tonto en algunos temas o en la vida misma. Siempre está cayéndose, no importa lo que haga, incluso cuando está parado sin hacer nada, puede caerse ya que, por alguna razón, no puede mantener bien su balance. No le gustan las sillas, por alguna razón, le da vértigo en los lugares en los cuales no toca el suelo, como una mesa, la silla ya mencionada, al igual que una jamaca o la cama, prefiere dormir en el suelo.

Luego de sus luchas en la guerra, este se enamoraría de las batallas, a pesar de todo lo malo que hizo en las mismas, no podía evitarlo, eran como una droga para el, siendo que, no puede soportar estar demasiado tiempo sin estirar sus músculos al menos un día entero. No es muy hablador, pero eso es más con los extraños, cuando este se lo propone, puede ser bastante molesto por así decirlo, siendo bastante infantil a pesar de su edad.

Uno podría pensar que por su edad, seria alguien maduro, pero no es así, siendo que es sumamente infantil e inocente en algunos temas y casos. Es masoquista, de una manera que es poco imaginable, le encanta que le hagan llorar y le traten como basura, es algo que el mismo no puede controlar, aun cuando trata de verse enojado cuando le dicen alguna cosa de este tipo, siempre sucumbe ante el placer de la carne, siendo también atraído por el daño físico hacia su persona. El único inconveniente o quizás bendición, es que no cualquiera puede hacerle sentir bien al ser tratado de aquella manera hiriente, y si no te funciona eso… deberás prepararte para la paliza de tu vida.



Hace mucho tiempo, existía un pequeño reino, lejos del reino de Fiore y el de Álvarez, muy alejado de las zonas más pobladas del globo, ese era conocido como Měiguó Tàiyáng (Literalmente, Reino del Sol) un lugar mágico, con una economía estable y con diferentes jerarquías, desde reyes hasta gobiernos, ya que, la tierra de Měiguó Tàiyáng estaba dividida en dos estados; El estado de Qítā (Los otros) y Dìguó (El imperio) los cuales, comúnmente, se mantienen pacíficos, sin ningún problema entre ambos aunque con alguna que otra colisión de parte del gobierno de Qítā y el rey de Dìguó. Yoshi, nació en Dìguó, siendo este uno de los grandes sucesores de la familia Róngjiāo, uno de los principales monarcas en una ciudad alejada de la principal, siendo este de suma importancia para su familia, le educaron de la mejor manera posible porque en el recaería el peso de toda la familia y mantenerla. Pero esto nunca podría darse, no por decisión de Yoshi, si no por hostilidades de parte de un jefe de una ciudad vecina, que quería expandir su territorio, este lucharía por el territorio de la familia Róngjiāo para poder apoderarse de todo lo que poseían.

Llevaría a la gran familia ancestral a su extinción, salvándose solo algunos miembros de la misma junto a Yoshi, ¿A dónde irían estas personas? ¿Qué les deparaba en una tierra donde todos eran enemigos de su familia? Lo único que quedaría, sería ir a un monasterio, el monasterio de una religión Shinto, la cual veneraba a Raijin, el dios del trueno como la entidad protectora de esas tierras. Yoshi seria cuidado por ellos a la poca edad de 5  años, siendo este el más joven del grupo y el que más había sufrido, debido a que sus padres murieron en aquel confrontamiento.

Yoshi, crecería en el monasterio, siendo educado y entrenado por los monjes, toda información que era dada al pequeño, era absorbida, digerida, por aquel enorme intelecto del pequeño, las ansias de conocer que este tenía eran inmensas, provocando que muchas personas en el lugar le tomaran cariño al pequeño de rubia cabellera. A la edad de 10 años, este de manera sumamente extraña, empezaría a soñar cosas sumamente peculiares, soñando que se encontraba en un reino entre las nubes, acompañado de una figura muy particular la cual no podía reconocer, y de una manera aún más sorprendente, al acabar su sueño, nunca recordaba lo que este le contaba o el cómo se veía.

Uno de los más ancianos del monasterio, sonreiría de manera alegre, dándose cuenta que el pequeño había hecho contacto con Raijin, - Parece que has sido elegido. – Al escuchar estas palabras, Yoshi se sentiría confundido, sin saber lo que le esperaba en los días siguientes. Seria entrenado en la magia, algo que nunca soñó poder hacer ya que, en este reino, los humanos con capacidades mágicas se reducían al 0,00001%, un porcentaje tan mínimo, que la gente se había olvidado de que la magia existía ya, pero aun así, existían muchas personas con la capacidad de utilizar aquel don tan fantástico y casi de otro mundo.

Los entrenamientos de Yoshi darían muchos frutos, además de que por alguna razón, este sabia el cómo hacer los sellos sin necesidad de explicación, tenía conocimiento que el mismo desconocía, pero el anciano que le enseñaba, nunca decía nada al respecto, tampoco le resultaba raro, al contrario, siempre que pasaba algo así, sonreía de manera alegre, ¿Por qué era eso? Yoshi siempre se lo preguntaba, y es que ya había cumplido sus 15 años y aun nadie le respondía sus dudas, ¿Quién era la persona de sus sueños? ¿Por qué tenía que aprender magia solo él y no los demás de su familia? Muchas preguntas venían a la cabeza del chico, pero ninguna respuesta era dada, - Todo a su debido tiempo, Yoshi. – Eran las palabras de su maestro, y la que le repetiría, durante 2 años más.

Al cumplir los 17, Yoshi, conocía la magia que se le había enseñado, podía controlar de manera casi perfecta el elemento del rayo, algo que dejaría sorprendidos a los demás del monasterio, algunos se alegrarían, otros… lo verían como un bicho raro, pero su maestro, decidiría contarle todo ese día. Raijin, el dios del trueno, lo había elegido a él para ser el sucesor de tal divino arte, la magia God Slayer, ¿Pero porque él y no otro? ¿Qué tenía el de especial? Su maestro no podría responder esas preguntas, pero acariciaría su cabeza y le sonreiría, “Eso deberás descubrirlo tú, Yoshi” seria lo único que le diría a Yoshi, y… lo último.

El monasterio ardería ese día, llamas por todos lados, todos los corredores, soldados entrando en el lugar y matando a todo el que estuviera cerca, ¿Soldados de Qítā? ¿Qué hacían en Dìguó? Aunque la respuesta era obvia, Yoshi, se hacia las preguntas ya que, no podía creerse lo que pasaba… sus amigos, su familia, otra vez… ¡Otra vez fueron arrebatados de él! No lo permitiría… ¡No lo haría! Yoshi, utilizaría sus habilidades para algo vil, algo despreciable y para lo cual nunca fue entrenado, para quitar vidas humanas.

Pronto, en todo el reino, se esparciría una guerra, entre los dos estados, todo causado por razones desconocidas, pero lo suficientemente buenas como para poder hacer algo en contra del contrario, buscando más tierras, buscando subyugar la tierra enemiga y obtener todo lo que esta tuviese que ofrecer. La masacre duraría mucho tiempo, una guerra que sería la más larga en aquel reino, durando 2 años consecutivos.

Yoshi, ahora con 23 años, se había vuelto un gran teniente, siendo este el az bajo la manga de su escuadrón por sus poderes mágicos, siendo utilizados para las cosas más asquerosas posibles, aniquilando a sus enemigos, friendo su cerebro, haciéndolos pedazos a base de explosiones, y diferentes cosas más brutales que las anteriores. El odio que Yoshi sentía hacia el reino de Qítā, era enorme, y se lo desquitaba en gran medida con los soldados del mismo.  No sería hasta Julio 7 de ese mismo año que las batallas terminarían, para siempre.

Yoshi, veria algo extraño en el cielo, ¿Qué eran esas cosas que volaban? ¿Una nueva arma de los Qítā? ¡Los haría pedazos! Pero el terror que sufriría, seria inimaginable. Cuando el ataque de las figuras extrañas comenzó, todo se volvió polvo y cenizas, los gritos se podían escuchar por todas partes, la muerte estaba en aquel campo de batalla, pero ahora mucho más que nunca. La vida de miles de personas, seria arrebatada de un soplido aquel día. Yoshi despertaría al día siguiente, observándose entre escombros, sintiendo como una de sus piernas se había roto y el como lo que quedaba de su ciudad natal, yacía tirado en el suelo, solo escombros eran distinguibles y aquellos cadáveres, sangre y viseras regadas por doquier, una escena que el chico estaba acostumbrado a ver, pero no de esta manera, no así.

Seria rescatado por algunos sobrevivientes, ¿Y cuáles serían las noticias que estos le dirían? Ambos estados, fueron destruidos por aquellas cosas en el cielo, ¡¿Cómo había sido eso posible?! ¿Cómo todo un reino había sido exterminado así de fácil? – Dragones… - Las palabras de uno de los sujetos, más asustado y más alejado, causaron molestia y duda en la mente del rubio, ¿Cómo que dragones? Esas criaturas, se decía no existían, pero… él las había visto, ¿Tenía que creer en ello entonces?

Unos meses pasarían luego de él incidente, viendo el cómo ambos estados habían perecido, se dio cuenta que la guerra que había luchado años atrás, se había vuelto en una basura sin relevancia, ¿Por qué arriesgar la vida de esa manera? Tantas vidas perdidas por razones egoístas o de venganza… - No más… - Yoshi, tomaría una decisión, la cual sería la más acertada y la cual, sus maestros siempre desearon que tomara, el camino del bien, el de la redención, pero… aun guardaba un enorme rencor hacia los dragones.

Partiría al reino de toda la magia, Fiore, en busca de pistas de aquellas criaturas, además de que desarrollaría un viaje de auto descubrimiento, un viaje en el cual, trataría de descubrir el porqué de ser elegido para portar tal poder tan destructivo. El pequeño rubio, ahora sin un hogar al cual regresar, andaría errante en aquel reino desconocido, buscando mejorar sus habilidades y pistas sobre los dragones.