[Misión]: Kill for defend.

28/08/2016

Por el hecho de que el joven aún no tenía un lugar fijo para descansar, lo convertía inevitablemente en un trotamundos, y sea donde fuere que lo atrape el cansancio y la noche, ahí se quedaba, durmiendo incluso en los terrenos más incómodos, en medio de la naturaleza o, pocas veces sobre un colchón. El propósito adicional que agregó a su senda no era más que una fase de sus entrenamientos, la cual consistía en expandir su creatividad en sus métodos de supervivencia, prepararse ante los ataques de hambre, soportar la desesperación por revivir la soledad, y muchos más problemas que lo único que aportaban era una costumbre que lo hacía más fuerte y preparado que de lo normal.

Hoy era un día excepcional, el joven de la tez oscura estaba lleno de energías y caminaba luego de salir de un bar proveniente de Clover Town. Desde ese punto, recibió rumores acerca de un asalto en el interior del Bosque Brumoso, y no se trataba de más ni menos que de las mismas sabandijas descerebradas, aquellas que solo se satisfacían de asesinatos y el sufrimiento ajeno. En un principio, el joven moreno se le veía desinteresado -pues no estaba dispuesto a arriesgar su vida por personas que desconocía de manera gratuita-, hasta que escuchó que incluía recompensa, para el valiente que se atreviera a cazarlos y traer consigo una evidencia que demuestre el éxito de la "misión".

Y por supuesto que era una misión, o así lo anunciaba el hombre que trabajaba para el reino. Para Kendan sólo era una simple tarea, y no estaba de más limpiar el bosque de aquellas putrefactas criaturas. Suspiró, pasando cerca del anunciante para observar de reojo los papeles que cargaba. ― ¿Y dónde crees que pueden estar? ― Interrogó‚ ― Los gritos de socorro se escucharon en el interior del bosque brumoso, aunque no creo que hayan sobrevivido al asalto. Tú decides. Solo sé que la recompensa es buena. ―‚ ― Bien, entonces ya me encargo yo. ― Respondió energético y avispado. ― ¡Buena suerte! ― Exclamó ante las espaldas del guerrero en proceso de caminar hacia el bosque.

Sus vestimentas consistían principalmente en una túnica con capa incluida, de color negro, con su capucha cubriendo la mitad de su rostro. Cargaba también con su gran espada, "Shell Breaker" a sus espaldas, era su única arma con la que tendría previsto combatir, tanto para atacar como para defenderse.

01/07/2016

KILL FOR DEFEND

MISIÓN DE RANGO C

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El tenue sonido del golpear de las gotas del agua rompía el silencio que manifestaba aquel lugar por naturaleza, no había animales, tan solo el melodioso sonido del ciclo del agua alrededor de todo el ambiente, rodeándonos e imbuyéndonos en parte de su ser, majestuoso observaba... Nos observaba con aires de suficiencia, sabiendo que sobreviviría a nosotros. ¿Pero qué importaba? Para qué vivir una vida eterna, la muerte era el refugio que deseaba alcanzar, sus labios muchas veces lo anhelaban y era su escusa primordial para no hacer aquello para lo que estaba preparado, una deliciosa y casi macabro recurso de complacencia. El aire denso y pesado descendía de los árboles y nutría a el pecho de aquel joven, expectante desde las sombras agudas del bosque. Su mirar imperioso recorrió la bruma, no recordaba la última vez que había ido a Crocus, iba...buscaba lo que necesitaba y volvía a donde pertenecía... no había motivos allí que reclamaran su presencia.

El dulce recuerdo de la Reina Elphame se abalanzó sobre su mente, su pueblo, o las ruinas de él era lo único que quedaba en su memoria, vestigios de antiguas paredes humildes, de personas aún más, tumbadas por acciones del tiempo y marea, estructuras...que nadie recordaría, ¿qué era un pueblo en contra de un imperio? ¿Qué importaban sus habitantes? Un suspiro melancólico cruzó su pecho y garganta, rasgando un suave gruñido con destino al viento. Su memoria le traicionaba, le hacía recordar aquello por lo que estaba aquí, pero no, lo que había pasado antes, las causas, eran necesarias pero no las nombraría, la servidumbre al pasado no era más que acciones de idiotas. Mas aquello no importaba, hablaría el viento de aquello, ahora... debía seguir caminando. Suspiró mientras levantaba su cuerpo, sin herramientas entre sus dedos, con la misma camisa que cuando había venido desgarrada el níveo pasar del tiempo de una vida colérica marcada por verdades que era mejor no pronunciar, su vestimenta daba asco...pero su rostro parecía aún más cuerdo que cuando marchó.

La respiración tranquila del joven desaparecía entre el rumor del agua, los movimientos cuidados y curtidos expresaron la sompesa de aquel que no había visto cosas tales, un guerrero solitario entre la bruma. Desde la lejanía, observó a aquel sujeto, se movió tras sus pasos oculto entre los árboles que conocía y comentaba como hermano. La muerte y la esperanza en aquel lugar iban cogidas de la mano. Masculló una blasfemia, maldita su curiosidad pues le llevaría derecho a la muerte. Caminó tras sus pasos nada más caer al suelo. Alas de dragón, recordaba el mensaje de su madre: "Los dragones, hijo mío eran nuestros aliados, símbolo viviente de que los Dioses nos cuidaban". Y ahora, cuando el tiempo los ha renegado y puesto los pies de sus cazadores... era de estúpidos seguir pensando que los dragones estaban allí para seguir gobernándonos. Pero aún así, continuó caminando: un hombre solitario, un espada pesada... podrían ser una hermosa profecía.

Allí estaba el joven, oculto entre las sombras, mostrando el poco respeto que le quedaba por los Dioses al no intentar matar a aquel ser por invadir el único espacio libre del hombre. Sus palabras restallaron entre las concurridas paredes de su mente: "¿Qué haces aquí?".Preguntó como si pudiera hablar mentalmente con él, pobre iluso de aquel príncipe.

28/08/2016

Caminaba tranquilamente, observando la diversidad de personas paseando por las calles; los niños jugar, los adultos trabajando en sectores comerciales, y otros, propagando ofertas de sus servicios para atraer los bolsillos de sus clientelas. Sin cesar su caminata, que por cierto, había sido larga, llegó por fin a donde sólo la vegetación era visible, sobrepasando la zona rural y más allá del hábitat humano. Paso a paso se adentraba en el bosque brumoso, visualizando con detalle cada rincón de este, acercándose a paso lento, con un brazo buscando el mejor equilibrio para su cuerpo y el otro conectado a la empuñadura de su espada, y aún sin separarla de su espalda. Paranoico como siempre, y desconfiando incluso de la propia naturaleza, pues no sabía en qué momento iba a encontrarse con alguna de esas criaturas.

El silencio podría ser absoluto de no ser por las gotas creadas a partir de la bruma del bosque. Por suerte, llevaba consigo una botella de un litro de agua para hidratarse, a la cual no dudó dar tres sorbos antes de proseguir. Mientras comenzaba a moverse, respiraba profundamente por la nariz, exhalando el dióxido de carbono por la boca, de tal manera que pareciese una meditación. Estas técnicas de respiración sin duda le ayudaban a concentrarse, y era algo necesario para mantener la calma en un lugar tan silencioso, e incómodo por los goteos que se escuchaban de fondo.

Varios minutos después escuchó lo que parecían ser unos pasos entre hojas de algunos arbustos, que alertaban su percepción auditiva de que algo o alguien se escondía a pocos metros de su presencia. Fue en ese entonces que rápidamente blandió su espada hacia el frente, sacudiéndola de su espalda y clavando la punta de su filo en el suelo. ― ¡Muéstrate! ― Exclamó con sus piernas arqueadas, revelando su rostro tras la capucha. ― Sé que estás por ahí y que caminas a dos pies, no tengo intención de herirte a no ser que seas un monstruo con antecedentes. ― Añadió. Mientras tanto, sus ojos buscaban el escondite de aquella desconocida ente de tipo inteligente. Tal vez humana o simplemente instintiva, solo faltaba comprobarlo.