Lost in the mist (Libre)

Estaba cansada, eso era algo que Morana no podía ocultar, llevaban días de viaje de arriba abajo como dos auténticos vagabundos. Comenzaba a sentir dolor en su ojo derecho y eso no era buena señal. Cuando sentía ese dolor incesante y penetrante se ponía de un humor de perros. Tras encontrar un claro en aquel maldito bosque donde no podías ver mas haya de tu nariz dejaron a los caballos bebiendo un poco de agua y comiendo alguna hierba extraviada que encontraban.

Se notaba que los animales estaban cansados, mientras que la mujer miraba de reojo a su acompañante como acostumbraba estaba jugueteando o vete tu a saber que estaba haciendo. Soltó un bufido que mas bien sonó como un gruñido mientras hacia sonar sus dedos, sería mejor que diera un paseo para que sus huesos se colocaran en su sitio y músculos dejaran de estar entumecidos.

Tanto tiempo de viaje pasaba su factura y la verdad es que ya estaba cansada de dirigir siempre el carro como si fuera un chofer. Tras suspirar miro a su compañero de reojo -Quédate aquí, iré a dar un paseo no tardare mucho- No era buena idea dejar a los animales y el carro solo así que era mejor que se quedara con ellos al menos hasta que volviera. Mientras caminaba pudo apreciar un bulto sospechoso no muy lejos de donde se encontraban, puede que fuera un animal salvaje o incluso un enemigo, sería mejor mantenerse preparado para cualquier cosa.

No estaba segura de que era, podía ser también una roca pero era mejor tener cuidado. No se acerco demasiado, tras estirar un poco decidió volver con su compañero por si aquella cosa decidía atacarlos, sería mejor que estuvieran juntos. No quería tener que lamentar la perdida de aquel que le suministra lo que tanto necesita y de lo que ya empieza a extrañar. Si no tomaba morfina pronto seguramente acabaría enloqueciendo. Se notaba en sus ojos y en la ansiedad con la que se movía y hablaba comenzaba a necesitar su chute cuanto antes.

Ya estaba al lado del carro cuando escucho el movimiento de las hojas bajo unas duras pisadas, al parecer alguien la estaba siguiendo y no era muy sigiloso que digamos. Su único ojo visible, violáceo y misterioso se clavo en el sujeto en cuestión cuando giro para encararlo, no podía ver mucho por la bruma pero sabía que su acompañante estaría tirado en el carro durmiendo como una jodida marmota así que de alguna forma estaría "a salvo" si hubiera un enfrentamiento en este momento con aquel invitado sorpresa.

Le hecho una mirada rápida viendo como este levantaba las manos y hacia unos extraños gestos, al parecer no quería pelea y por lo que hacía o estaba mal de la cabeza o seguramente estaba sordo eso explicaría su falta de tacto a la hora de andar por el claro. Tras suspirar dio un par de golpes en el carro para que su compañero se levantara de una santa vez, se suponía que tenía que estar cuidando de los caballos y no durmiendo tan tranquilamente.

No es que hubiera mucha gente por aquí pero sí algún caballo se soltaba y se escapaba Morana no estaba dispuesta a tirar del carro como una mula de carga. Hoy estaba de mal humor, de muy mal humor, después de todo necesitaba la morfina, ese maldito dolor en su ojo derecho la estaba volviendo loca y no soportaba cuando ese dolor se volvía pesado y no la dejaba dormir. De alguna manera tenía que avisarle de que tenían compañía y no estaba de humor para despertarle como a una princesita.

Morana se cruzo de brazos esperando que su compañero se levantara mientras miraba a aquel sujeto, no iba a quitarle el ojo de encima, no se fiaba demasiado, es cierto que puede que no quiera hacerles daño pero nadie le asegura que eso sea cierto por lo que era mejor mantener una distancia prudencial y una vigilancia constante para evitar problemas o males mayores.

No había quien despertara al dormilón de Oberón, de verdad que podría pasar un elefante por encima suya y no se despertaría la marmota esta. Iba a dar unos golpes de nuevo en el carro cuando vio aparecer algo extraño entre la bruma, cuando se dio cuenta de lo que era casí no le da tiempo a moverse, jamás había visto algo semejante en esta zona del bosque.

Cuando esas llamas se abalanzaron contra ella Morana se impulsó con sus pies en el carro para moverlo de esta manera unos metros alejándo el carro y a su acompañante así del vórtice de fuego para evitar que se incendiara y acabara calcinado. Tras tomar el impulso dio una voltereta en el aire para acabar a unos tres metros del lugar donde había impactado el vórtice de llamas azules. Aquello había sido peligroso y no sabía que podía hacer ahora para despertar a su compañero y ponerse a salvo.

Miro como las llamas atacaban al otro joven, por suerte pudo escapar y esconderse en alguna parte, por desgracia para mi no podía abandonar a esa marmota a su suerte dentro del carro así que intentaría entretener a esa cosa mientras despertaba a Oberón de alguna forma -!Maldita sea marmota abre los ojos que nos van a calcinar vivos!- Sus gritos se escuchaban por todo el maldito bosque pero no había manera de despertarlo.

No perdía de vista al jinete ni a su montura, no me fiaba ni un pelo de lo que pudiera hacer y tampoco sabia si atacaría al carro o no por lo que de alguna manera mi misión en este momento era mantenerme alerta para que ambos terminemos enteros y que este tipo no acabe con ninguno de los dos. El viaje perdería su gracia la verdad, estaba preparada para seguir esquivando al menos hasta que su compañero despertara.

Estaban jodidos, no había otra palabra mejor para definir la situación en la que se encontraban. Nuevamente el sujeto ataco a Morana la cual esquivo al jinete y al caballo saltando nuevamente paralelamente al caballo. Si esta situación no mejoraba ese tipo iba a convertirlos en carbón a los tres ya que su compañero seguía durmiendo a pierna suelta en el carro totalmente ajeno a lo que estaba sucediendo en el exterior.

Nuevamente ataco al sujeto pelirrojo antes de volver para atacarla a ella, Morana continuo esquivando como le era posible, no iba a permitir que acabaran con su vida de una forma tan sencilla mientras no dejaba de gritarle a Oberón para ver si lograba despertarlo. Esto empezaba a pasar de castaño a oscuro y no podía estar toda la vida esquivando a ese tipo, tarde o temprano les alcanzaría con alguno de sus golpes y entonces estarían completamente perdidos.

Estaba comenzando a desesperarse, ya no sabía como despertarlo mientras sus pies se movían ágiles con cada nuevo salto, esquivando sin parar mientras se preocupaba por su compañero y empezaba a cabrearse aun mas, estaba jodida, realmente jodida demasiado esfuerzo y poca morfina en el cuerpo iba a volverse loca como esta mierda siguiera así demasiado tiempo. -!Como no abras los ojos de una puta vez voy a cortarte en trozos tan pequeños que habrá que buscarte con lupa!- La desesperación hacia aflorar en Morana sus mas "bellos" sentimientos.

El jinete no cesaba en sus embistes y en sus intentos de cortar la cabeza de aquellos que tenía delante, no podían esconderse al parecer la bruma no tenía efecto con ese sujeto y por mucho que esquivaran el tipo era veloz y volvía una y otra vez para ver si lograba su cometido y de esta manera llevarse alguna cabez de trofeo. La situación se volvía cada vez peor, tenían que hacer algo antes de acabar sin cabeza y sus cuerpos perdidos entre la bruma del bosque.

Definitivamente había días en que el jodido destino y la suerte estaban de tu parte. Hoy era uno de esos días para los presentes en el bosque brumoso, de alguna forma habían logrado sobrevivir a aquel ser tan peligroso y sin duda poderoso que habría acabado con ellos si la cosa continuaba por el mismo rumbo. Cuando el jinete cayó tras la aparición de Oberón que al fin había decidido despertar de su maldito sueño, parecía que estaba invernando. Morana se acerco un par de metros a esa cosa mientras sus compañeros en este momento estaban preocupados de otra cosa.

El pelirrojo jugueteando con los objetos que había dejado caer y Oberón como siempre iba a lo suyo. Ahora mismo la separaban de aquel cuerpo unos cinco metros, en ese momento Morana une sus manos y sentencia por completo a aquel ser el cual comienza a convertirse en cenizas. Una neblina salió del cuerpo del sujeto la cual fue a parar a la boca de Morana que la absorbió como si nada sonriendo ladinamente una vez que entro por completo en su cuerpo. Esto podía ser divertido de usar y ver como ayudaba en su nuevo camino junto a su acompañante.

Se coloco al lado de Oberón nuevamente mirando al pelirrojo que les lanzaba la armadura a los pies, en ese momento miro de reojo a su compañero -Parece que quiere quedarse con la lanza y nos da la armadura, ¿que te parece?- A mi me era indiferente nada de eso me importaba ni lo necesitaba, era cosa suya si quería alguno de los objetos que ese bicho había soltado. Miraba a Oberón con cierta necesidad, el guardaba su morfina y necesitaba que le diera una dosis cuanto antes -Dame la dosis, no lo aguanto mas- Se notaba que estaba irritable, cabreada, dolorida, apretaba los puños para intentar contener la ira reprimida.

TECNICA:
— Cait Sith : el mago une sus manos, obrando una sentencia. Todas las criaturas derrotadas perderán su alma, y terminarán por fundirse con el cuerpo del hechicero. Sólo funciona cuando la distancia es relativamente corta ( diez metros como mucho ). Consume: 10 Magia

Nuevamente Oberón se levanta de su siesta solo para darla ordenes. Tras suspirar tomó tranquilamente la armadura que había dejado caer aquel bicharraco. La metió en el carro con cuidado de no darle a su compañero en el proceso, después tomó al caballo y lo ato delante de los otros dos, ya que tenian uno mas que tirara también del carro aunque estaba segura de que a este habría sujetarle en corto las riendas para que no se volviera loco.

Cuando Oberón le entrego aquel bote la muchacha sonrió con satisfacción, diría que incluso una ligera locura adornaba sus ojos, abrió el botecito que poseía en su interior un líquido transparente y de un solo trago lo ingirió velozmente. Sus músculos en ese momento se relajaron por completo, el simple sabor de la morfina en su lengua la relajaban totalmente. Cuando su compañero desapareció en el carro supuso que necesitaba descansar y prefirió dejarlo tranquilo.

Sintió aquel toque del pelirrojo en su hombro y se giró para ver que necesitaba ahora, cuando le vio sonreír de esa manera, suspiro tranquila, se le notaba agradecido y tomo su mano estrechandola tranquilamente dándole a entender que no había nada que agradecer. Cuando su mano se estrecho con la del joven pelirrojo un extraño dolor se instauró en la parte lateral de su cabeza y un fogonazo de luz la obligo a recordar algo que había olvidado hace tiempo.



Cuando apenas tenía doce años se encontraba caminando sola, se había perdido de nuevo por un bosque tras las burlas incesantes de los niños que siempre eran hirientes y molestas. Buscaba una forma de librarse de toda esa molestia que siempre tenian sobre su persona. De la nada encontró una cabaña abandonada y decidió investigar, era demasiado inocente en aquella época. En su interior encontró una gran cantidad de libros pero había algo que llamaba su atención.

En una silla había una mujer, una extraña mujer que parecía inmóvil y medio disecada, cuando se acerco vio que en su mano tenía una especie de pergamino. Curiosa como todos los niños decidió leer lo que allí había escrito y entonces mientras sacaba el pergamino la mano de la mujer tomo su muñeca lo que hizo que la niña gritara asustada -Ten cuidado con lo que haces jovencita, los pecados cometidos en la muerte, pesan igual que los cometidos en vida- Tras eso el cuerpo se deshizo como si nunca hubiera estado allí dejando tras de si una piedra brillante que no paraba de brillar.

Morana tomo la piedra y el pergamino, cuando acerco la piedra al pergamino de este comenzarón a salir imágenes que le mostraban como hacer algunos hechizos, al parecer se trataba de una magia, una maldición mas exactamente. Cuando termino de ver las imagenes no lo entendió del todo y decidió guardar el pergamino junto a la piedra la cual conviritió en un collar para volverlo a ver mas adelante. Años mas tarde volvió a investigar las imagenes hasta que descifro su contenido, tras eso comprendió el uso de la magia de Alters y decidió quemar el pergamino para que nadie mas pudiera dominar dicha magia. Desde entonces la morfina es lo único que mitiga sus dolores y las voces de aquellos malditos Alters que viven dentro de su cuerpo.



Tras aquel extraño recuerdo la joven suspiro y soltó la mano del pelirrojo, pero se quedo mirandolo por si necesitaba algo mas de la joven antes de marcharse. Quería continuar con su viaje y llegar a algún pueblo para descansar, su viaje era demasiado largo y se encontraba cansada aunque aun tenía energía para derrochar.

Cuando logró salir de su ensoñamiento suspiro levemente mirando al pelirrojo hacer señas, al parecer quería viajar con ellos hasta salir del bosque. No le resultaba extraño, después de todo era complicado salir de ese maldito lugar. Tras suspirar levemente se montó en el carro y le hizo una seña al chico para que se sentara a su lado mientras tomaba las riendas de los caballos. Estaba segura de que tendría que controlar bien a ese caballo fantasma o lo que fuera esa nueva adquisición al equipo.

Espero a que el muchacho subiera al carro antes de mover ligeramente las riendas y ponerse de nuevo en marcha hacia alguna civilización, definitivamente este bosque guardaba muchos mas secretos de los que le gusta admitir a la joven Morana. Mientras el viaje comenzaba un nuevo recuerdo asalto a la mujer como un fogonazo de luz imposible de detener.


Antes de aprender la magia de los Alters, antes de lograr comprenderla del todo, volvió a aquella cabaña para ver si había algo interesante. Extrañamente la mujer disecada volvía a estar en su silla como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera desaparecido convirtiendose en cenizas días antes. La pequeña que ya no le tenía tanto miedo a la anciana se acerco y tras suspirar ligeramente decidió hablar -Señora ¿qué es esto y para que sirve?- Le mostró la piedra que convirtió en collar y el pergamino.

Aquella anciana se quedo mirando a la joven por un momento hasta que sus labios se separaron para entonar una sonrisa algo confusa de interpretar -Mi pequeña niña, eso que tienes hay es un pergamino que te explica el uso de una magia peligrosa, una maldición que ahora te acompañara siempre. Tomaste esa piedra sin saber lo que ello conlleva y ahora ellos viajaran contigo por siempre, incluso después de tu muerte- Mas tarde lo comprendería ya que aquellos seres, los "alters" son hereditarios por decirlo de algún modo, pasan de mago en mago a través de esa piedra.

Una vez que Morana aprendió el uso de la magia gracias a aquella piedra, tuvo que esforzarse mucho en controlar a esos seres, en acallar sus molestas voces en reprimir sus instintos todo lo posible y una vez mas tuvo que dar un grandioso esfuerzo para comprender la forma en la que podía materializar aquellos seres para que la ayudaran en su día a día, en una batalla o donde hiciera falta. Era complejo, demasiado complicado para aprender de una sola vez, aquella magia la obligo a entrenar durante años hasta poder dominarla. Aunque la entrenaba a escondidas de todo el mundo.


Sus ojos brillaron por un momento al volver a centrar su atención en el camino mientras dejaban aquel claro atrás y se internaban nuevamente en la bruma, ahora que llevaban a aquel caballo espectral podrían salir mas facilmente, el conoce el camino, podía sentirlo. El camino de vuelta, la salida de aquella tumba silenciosa.

El camino continuaba, parecía realmente largo y agotador aunque aquel ciervo espectral al menos conocía el camino de salida lo que nos ahorraba muchas horas buscando una salida que posiblemente jamás encontraríamos solos. Morana continuaba sujetando aquellas riendas mientras su compañero dormía a pierna suelta dentro del carro. Los recuerdos continuaban asaltando la mente de Morana.


Cuando logró entrenar aquella magia comenzó otro mas de sus tormentos, los Alters tomaban posesión de su cuerpo una y otra vez sin que ella pudiera evitarlo. Era algo terrible y lo odiaba pero no había ninguna opción para negarles esa posibilidad. Hasta que un día tras robar en una tienda de magnolia ingirió aquella sustancia denominada Morfina.

Le quito todos los dolores que siempre la acompañaron y encima acallaron todas las voces de aquellos malditos Alters dejando su cuerpo libre de la intromisión de esos seres. Desde entonces siempre toma esa sustancia cuando empieza a sentir algún dolor o algún pensamiento que no corresponde con ella misma. Es su forma de librarse de esos malditos seres que solo buscan adueñarse de su cuerpo para hacer con el lo que les de la gana.


Por fin llegaron a la salida del bosque, la luz impacto de lleno en su cara por lo que tuvo que cerrar ligeramente su ojo para evitar que la luz la cegara. Poco después llegaron a un pueblo donde pudieron comer algo y descansar en un lugar mas confortable y tranquilo que aquel bosque endemoniado.