Tumbas, peluches y peleas (Libre)

Después de tantos años había regresado a Magnolia, estaba aquí por que había escuchado que mi padre había muerto y realmente tenía ganas de escupir en si tumba. Si, es cierto que ese hombre fue el que me dio el poder suficiente para que pudiera sobrevivir en este mundo pero los métodos que utilizo para darme ese poder fueron algo tan atroz que el simple hecho de recordarlo hace que me den ganas de incendiar todo.

Una vez que llegue al cementerio, fui directo a la tumba para enseguida acumular saliva y escupir en si epitafio. -¡Muérete!- Después de decir esto, las lagrimas comenzaron a salir de mi rostro, si, era patético pero me parecía bastante razonable llorar debido a que ese imbécil que se encuentra en varios metros bajo tierra fue el causante de que mi vida fuera un desastre y si tan solo hubiera sido un mejor padre las cosas habrían salido diferentes, quizá no estaría tan sola en este mundo.

Finalmente, me retire del cementerio para explorar la ciudad, no sabía mucho de Magnolia ya que había tratado de evitarlo por varios días. El lugar era bastante animado, en especial el mercado ya que vendían un sin fin de productos mágicos que eran bastante atractivos para la gente común. ¿Para mi? No realmente, esas pequeñeces no me interesaban mucho... bueno, eso fue hasta que vi una tienda de peluches. En el mostrador de esta, había un pingüino de peluche que era extremadamente tierno pero lamentablemente me había quedado sin Jewels. Así que me limite a ver el peluche con tristeza, pegada en el mostrador de vidrio como una niña a la que quiere que le compren su juguete nuevo... esperando a que nadie se de cuenta.

Otro viaje, había escuchado que, en Magnolia, la sede de Fairy Tail, habían armas, muchas armas, de las más fuertes del reino. No estaba seguro si ese testamento fuera realidad, pero ir a visitar las armerías de aquella ciudad no le haría daño a nadie. Quizás a su bolsillo, pero eso no le preocupaba para nada. Su camino lo había llevado a la zona comercial de fiero, había estado visitando todas las tiendas, aunque para su mala suerte no le alcanzaba para ninguna de las cosas que deseaba comprar, eso era lo malo de ser pobre. Le tocaría ver si alguien en su gremio le prestaría algo de dinero, era difícil pero seguro alguien lo ayudaría.

Las calles estaban completamente atestadas, era difícil caminar sin chocar con alguien, veía a todas las personas hablar entre ellos, pero en su mente todo era silencio, había escuchado que tanto ruido molestaba a alas personas, pero nunca había escuchado nada, Kaion deseaba poder escuchar alguna cosa, pero quizás hasta era preferible ser sordo. Su camino lo llevo hasta una tienda de juguetes, no pensaba hacer nada ahí, pero estaba caminando muy cerca de la misma, intentaba evitar chocar con alguien.

Por estar distraído no pudo evitar chocar contra una chica, el choque había sido bastante fuerte, tuvo que dar pasitos hacia atrás para evitar caerse, sacudió la cabeza relajándose un poco y miro a la chica rubia que tenía frente a él, su mirada seria y su falta de palabras podían ser malinterpretadas, quería ayudarla pero no sabía si ella lo aceptaría y no poder hablar quizás pusiera las cosas más difíciles para ambos.

Mientras observaba aquel peluche con una cara tonta, un hombre choco con fuerza conmigo. Este simplemente se mantuvo en silencio, observándome con una mirada intimidante. -¡Hey, mas te vale disculparte!- El hombre no decía nada, simplemente se me quedaba mirando. -¡¿Eres sordo o que?!- El simple hecho de que no me contestara me molestaba mucho y entre mas tardara, mas me enojaría. -Discúlpate..o yo... ¡VOY A ESTALLAR!.- Al decir estas palabras, mi cuerpo se cubrió en llamas -¡Eternal Flame!- Al decir esto, las llamas de intensificaron. Señale al hombre para advertirle. -¡Esta es tu última oportunidad, discúlpate!- Al ver que no hacía nada, mis ojos se tornaron rojos.

Puede que mis actos de violencia contra este hombre estuviera relacionado con el estado emocional que me provocaba Magnolia, después de todo, el simple hecho de pisar este lugar me causaba una sensación de molestia debido a los maltratos que sufrí en este lugar, pero ya no mas; ahora era lo suficientemente fuerte como para patear los traseros de todo aquel que se metería en mi camino, era lo suficientemente fuere para incinerar a todo aquel que intente meterse conmigo.

Una vez que Eternal Flame estaba activado, me acerque al hombre para lanzar un golpe con mi puño cerrado diestro, apuntando directo a su rostro. Para que el golpe fuera mas efectivo, potencie mi ataque impulsando mi codo con llamas. -¡Flame Fist!- Enseguida, la velocidad y potencia de mi puño había sido potenciado por la flama expulsada de mi codo derecho; concentrando todas mis fuerzas en ese ataque.

Datos de Combate:

La chica rubia, con la que se había tropezado parecía un poco enojada por las acciones del chico, este movía las manos negando, intentando hacerla comprender que no quería hacerlo, pero el mal humor de la chica era notable en el ambiente, le estaba gritando o eso parecía, no podía entender sus reclamos, pronto noto que todo estaba hiendo de mal en peor, la chica se encendió en llamas, lo señalo, moviendo su boca, aunque el pelirojo seguía sin entender nada de lo que decía, retrocedió dos pasos por el calor, debía defenderse así que fue preparando su magia de re-equip.

La chica no parecía calmarse por más señas que le hizo, estaba demasiado enojada para reaccionar, debía calmarla antes de que ella hiciera algo más peligroso, la gente a su alrededor comenzaba a correr, al parecer se habían dado cuenta de que corrían peligro cuando la chica comenzó a expulsar ese extraño calor. El chico desconocía el poder de aquella técnica, pero debía defenderse cuanto antes.

La furia en la chica siguió en aumento y ahora parecía que llego a su límite, la chica ataco, de un golpe y poderoso, al parecer las llamas no solo aumentaba el calor alrededor, su golpe parecía ser mucho más poderoso de que uno normal. Su re-equip no pudo esperar ni un segundo, en los brazos del chico apareció la lanza que había adquirido hace poco, era el arma más fuerte que tenía hasta ahora y para no dejar ningún cabo suelto, estaba decidido a usarla para defenderse, tuvo que actuar rápido, el ataque de la chica era veloz. Interpuso el mango de la lanza justo entre el golpe y su rostro, aun así, su fuerza no era suficiente, la potencia del golpe lo hizo retroceder, deslizándose hacia atrás y teniendo que clavar la punta de su arma en el suelo para poder detenerse por completo.

Miro a la chica, no podía dejarse ante ella, debía defenderse de cualquier ataque, pero si su oponente usaba fuego tenía una clara desventaja, su arma más poderosa era de ese mismo elemento, si llegaba a usarla contra ella seguro no la afectaría, aunque podría usarla para golpear o defenderse de sus ataques mientras tanto. Sostuvo con ambas manos el arma y señalo a su oponente con la punta, debía mantenerse alerta ante cualquier ataque.

Estado Personal:

Saludos de vuestro jefe favorito~

MAGOS RANGO A ▲ Mientras aquellos dos jóvenes magos comenzaban aquella extraña disputa un fuerte estruendo llamó la atención de la mujer de rubios cabellos. Un edificio caía frente a ellos, la gente corría asustada huyendo despavorida mientras dos figuras emergían entre el polvo de aquel derrumbamiento. Dos magos de alto nivel peleaban con ferocidad, uno para arrestar al otro y el otro para defenderse del primero. Aquella batalla incesante y calamitosa estaba comenzando a causar grandes estragos en la ciudad por lo que los ciudadanos alterados, preocupados e histéricos gritaban coléricos pidiendo ayuda a cualquiera que pareciera lo bastante fuerte como para ayudarlos en un momento tan crítico como este. Aquellos dos magos se encontraban tan enfrascados en su pelea que nadie podría pararlos por mucho que suplicaran que aquella locura terminara. La batalla no parecía tener fin por el momento por lo que alguien tendría que mantener la ciudad y a sus ciudadanos a salvo de aquella terrible y peligrosa situación.

Bueno jovencitos su deber es proteger la ciudad y a sus habitantes, curar heridos, evitar la destrucción de edificios etc etc

Mi fuerza era superior a la del sujeto, este había retrocedido a causa de su ataque pero lo que no esperaba es que invocara una lanza de la nada. -¡No huyas, pedazo de basura maloliente! ¡Voy arrancarte el cráneo y usarlo para molerte a golpes hasta que mueras!- Si, cuando estaba molesta mis palabras llegaban a carecer de consistencia y sentido pero esa era mi forma de liberar el estrés... y claro, también el moler a mis enemigos con puñetazos ígneos.

Fue entonces, que de repente fuimos interrumpidos por una pelea ajena entre magos. Esto me hizo  que la sangre hirviera, de todos los momentos del mundo habían escogido este para pelear. Enseguida señale con mi indice al sujeto que aún permanecía sin hablar. -¡La próxima vez sigues tu!.- Al decir esto, me impulse con mis llamas para llegar hasta la localización de aquella intensa pelea entre los magos. -¡¿Que demonios sucede?! ¡Vayan a pelear a otro lado!- Las llamas aún seguían rodeando mi cuerpo; los dos magos estaban demasiado entretenidos en aquella batalla y no hacían caso a mis palabras, cosa que me ponía aun más furiosa.

Enseguida, uno de aquellos magos derribo un monumento, este estaba a punto de caer encima de una niña pequeña así que con mis llamas me impulse hasta este monumento para enseguida ponerme entre el monumento y la niña, con mis brazos extendidos e intentar detenerlo. Sin embargo, el monumento era demasiado pesado y estaba a punto de aplastarme. -¡VAMOS NIÑA ESTUPIDA, SAL DE AQUÍ!- La niña obedeció y salio del lugar; a lo lejos podía ver a mi antiguo contrincante. -¡Hey tu! ¿¡Vas ayudar o que?! ¡Te perdonare si lo haces!.- Ya no podía mas, aquel monumento estaba a punto de aplastarme.

No sabe de dónde o como o cuando salieron, todo lo que sabía es que no podía creer lo que estaba viendo. Cuando estaba defendiéndose de los ataques de la extraña chica un escombro golpeo su cabeza, no fue muy doloroso, pero atrajo su atención hacia el edificio que comenzaba a desmoronarse, la gente está huyendo, antes había pensado que era por su batalla, pero al parecer algo mucho mayor acontecía en aquel lugar. Dos magos con una fuerza extrañamente elevada estaban teniendo una fuerte confrontación y al parecer ni si quiera veían lo que hacían, destruían cualquier cosa en su camino sin importancia, tendría que ser algo, antes de que alguien saliera más que herido.

La chica con la que antes estaba luchando se había movido en dirección a los batallantes, parecía gritarles algo, quizás los estaba regañando, solo podía suponer que gritaba, lo notaba en su boca, más abierta de lo normal, quería mantenerse lejos del peligro, no era su ciudad, no tenía que hacer nada por esta. Pero cuando uno de los magos en el calor de la lucha,  tumbo un monumento, vio a la chica correr a defender a una niña, la chica sostuvo el monumento, defendiendo a la chica de ser aplastada, pero se quedó ahí, debajo de aquel pedazo de concreto, parecía mirar al pelirojo, pero este con su sordera no escuchaba nada de lo que ella decía, tuvo que esperar a notar como el monumento baja un poco más, para descubrir que ella estaba en problemas, hizo desaparecer su arma y corrió hacia ella, sosteniendo también el monumento, además de lanzarlo hacia atrás, evitando que les cayera a alguno de los dos encima.

No miro a la chica, miro nuevamente a la pelea, miro en dirección a los escombros, había gente intentando ayudar a otras, al parecer estaban atrapados bajo piezas de concreto, no pudo evitar acercarse, haciendo acopio de su fuerza corporal, levanto el escombro permitiendo que los que estaban alrededor ayudar al que estaba atrapado, así se la paso un rato ayudando a los que estaban atrapados, señalándoles por donde debían irse, la pelea seguía a su alrededor, el chico tuvo que sacar nuevamente su arma, tendría que proteger a la gente de los ataques de aquellos dos magos, un poco difícil seria, pero igualmente, ahora que sabía en cuanto peligro estaba la gente tendría que hacerlo.

El hombre con el que luchaba antes me había ayudado a detener el monumento para enseguida lanzar el maldito monumento para salvarnos. -Te debo una.- Al decir esto, pude observar que había otros civiles que estaban siendo victimas de los ataques de aquellos magos. Uno de ellos era una mujer que sujetaba a su bebé, a esta estaba a punto de caerle un montón de escombros así que me impulse con mis llamas para mover de forma brusca a la mujer y su bebé; por suerte estaban bien. -¡¿Acaso es idiota?!.- Señale con mi incide en el lugar opuesto de la pelea. -Por ahí debe ser seguro, corra.-

Una vez que los civiles  estaban a salvo de los magos, uno de los magos que provocaban todo ese caos nos lanzo a mi y al otro sujeto que me ayudo anteriormente un dragón de fuego. Yo sonreí, el fuego era mi especialidad pero antes de que chocara contra nosotros; un hombre apareció repentinamente entre aquel hechizo de fuego y nosotros. Entonces, paso algo que no sabría explicar, en un abrir y cerrar de ojos todo había sido destruido por el hombre que apareció y eso incluye al mago que nos ataco. -¿Que fue eso?- Estaba estupefacta, no sabía que decir y solo pude pensar en esa pregunta.

La chica seguía intentando comunicarse con Kaion, pero este ni caso le hacía, tendría que esperar a estar más calmados para explicarle correctamente que él no podía escucharla, estaban enfrascados en salvar a la gente que estaba en apuro que no notaron cuando uno de los magos que luchaban los atacaba, un gigantesco dragón hecho completamente de fuego amenazaba con incinerar a ambos jóvenes.

No sabía que podrían hacer y el chico se estaba preparando para esquivar y/o defenderse cuando alguien más hizo su aparición, dueño de una potencia magia incomparable solamente con un ademan de su mano hizo que el extraño dragon desapareciera por completo, evitando que ambos chicos fueran engullidos por sus llamas, la siguiente acción de aquella enigmática persona fue la de señalar al mago, que al parecer era el malo, con su dedo y como si de una fuerza invisible se tratara, todo donde estaba señalando pronto era destruido, empujado por alguna extraña fuerza.

Kaion estaba completamente asombrado de aquella demostración de poder, el mago al que había atacado era muy poderoso y que con solo señalarlo lo hubiera hecho volar de esa forma era sorpréndete, la chica que antes había intentado golpearlo también sentía aquella enorme presencia, estupefacta por la misma razón que el pelirojo, la persona desconocida atraía la mirada de ambos jóvenes magos y al parecer preguntas de parte de la rubia.